Hay noticias, informaciones o simplemente comentarios en una conversación que te hacen sentir muy viejo. Eso mismo fue lo que nos paso a mi hermana y a mi el otro día, cuando estando en casa de nuestros padres una de las noticias del telediario era la siguiente: “Hoy se cumplen 30 años de la muerte de Kurt Cobain”. Fue automático, ¿30 años ya?
Y es que para los que tuvimos nuestro final de infancia y adolescencia entre finales de los 80 y principios de los 90, Kurt era todo un ídolo, el Mozart de nuestra generación. El estandarte de un género del que no habíamos oído hablar, y que gracias a Nirvana nos hizo investigar y descubrir otros grupos como: Pearl Jam, Soundgarden, Alice in chains, Hole,… Porque, ¿quien había oído hablar antes del grunge?
Pocos cantantes o grupos son capaces de dejar un recuerdo tan duradero y arraigado en la gente que vivió esa época con una discografía tan corta, apenas tres álbumes de estudio y un directo acústico. Discos que aún hoy siguen vendiéndose y son ya historia de la música del siglo XX.
Pero tal día como hoy hace 30 años apareció el cuerpo de Kurt con un tiro en la cabeza, se había suicidado 3 días antes pero nadie lo sabía. Su llama se apagó y entró a formar parte del club de los 27.
Incluso muchos años después de su muerte seguía sirviendo de inspiración a muchos grupos, e incluso otro tipo de proyectos como programas de radio, como Bienvenido a los 90. Su primer programa fue una clara declaración de intenciones: Kurt tuvo la culpa...
Con esta canción se cerraba In Utero, su último disco de estudio, y las imágenes aunque no sean de esta canción si que dan una idea de lo que eran su conciertos, sobre todo al final de su carrera.
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