Viernes Santo en Lorca, el primer Viernes Santo de total normalidad después de lo vivido los tres años anteriores. Sin previsión de lluvia, tiempo agradable a medio día y fresco por la noche, el típico tiempo primaveral que todos firmaríamos para todos los Viernes Santos. Porque en un Viernes Santo normal, este es el principal dato del que tendríamos que preocuparnos, el meteorológico. Un dato que hace que el Viernes Santo se convierta en el día más importante para todos los blancos y blancas, porque es el día que acompañamos a la Reina de los claveles por las calles de Lorca.
Viernes Santo tras Viernes Santo han ido apareciendo en este humilde medio, las diferentes caballerías, carros, carrozas y grupos a pie que conforman el cortejo bíblico del Paso Blanco. Muchas veces he terminado la entrada a contrarreloj, he buscado la información en la inmensa cantidad de folletos y libros que tengo, en internet e incluso en los comentarios de las retrasmisiones de la televisión local. Documentadas con fotografías de dichos folletos, de la web del Paso Blanco y de mi propia cámara. Todo ello para aportar mi granito de arena a que la mejor Semana Santa del mundo tenga un poquito más de difusión, y esperando que a ustedes les haya servido para algo.
Después de explicar y diseccionar todos los grupos bíblicos, y parte del religioso, del cortejo del Paso Blanco, hoy ponemos el punto y final a esta serie de entradas con el cortejo puramente religioso, que sirve de colofón a la procesión blanca del Viernes Santo.
Abre el grupo el Estandarte de la Santa Faz. Reproduce la impresión que debió dejar el rostro de Jesús en el paño con que Verónica enjugó su sudor camino del Calvario. El medallón central es obra del pintor Manuel Muñoz Barberán en 1975, al que en el año 1982 se le añadió la tan característica cenefa de oro calado, obra de Damián Teruel.
Tras el Estandarte desfila el trono de la Santa Mujer Verónica. La talla es obra del imaginero Sánchez Lozano y data del año 1950. Se cubre con un manto de terciopelo verde con un medallón central que es una grisalla bordada en sedas y plata, en el que se presenta el momento en que Verónica limpia el rostro del Nazareno. El manto fue dirigido por el pintor Muñoz Barberán en 1978, y es el único manto bordado en plata de la Semana Santa de Lorca. Lleva en las manos un encaje blanco sobre el que va bordado en sedas, en la escala de grises, la Santa Faz. Desfila sobre un trono de plata de Meneses, y es parte de las primitivas andas con las que desfilaba la Virgen de la Amargura por el año 1905. Desde el año 2001 es portado en andas por 84 mujeres, siendo el primer trono de la Semana Santa de Lorca en ser portado exclusivamente por mujeres.
Completan el grupo los Nazarenos de la Verónica, diez nazarenos que visten túnicas de raso blanco y capas y capirotes bordados en plata sobre terciopelo verde con motivos alusivos a la Pasión. Estrenados en 1998, tienen la particularidad de ser los únicos nazarenos que desfilan con la cara destapada.
El Viernes Santo desfilan a continuación los estandartes y nazarenos de el Cristo del Perdón y la Oración en el Huerto, pero sus imágenes desfilan el Jueves Santo. Voy a describir el grupo completo aunque de cada uno de ellos, aunque por día no desfilen ni tampoco lo hagan en el orden en el que lo hacen el Jueves Santo.
El siguiente grupo es el correspondiente al Santísimo Cristo del Rescate. Cuando este grupo desfila el Jueves Santo precede al Estandarte del Cristo la “cloca”, al igual que ocurre con el Estandarte del Rosario. El Estandarte del Cristo del Rescate, estrenado en 1975 y dirigido por Muñoz Barberán, presenta un rameado a modo de corona de espinas culminado en el centro con la imagen del Cristo preso. Esta imagen, posee una gran fuerza y con una iluminación tenue parece que la imagen sale del bordado. Está bordado con una técnica llamada “punto radial” y es el único que está bordado a contraluz, es decir, la luz proviene de detrás de la imagen provocando ese efecto. Acompañan al estandarte unos portaestandartes de color morado con un rameado a modo de corona de espinas bordado en oro con el águila de San Juan en el centro del pecho sobre fondo rojo, para mi gusto los mejores que tiene el Paso Blanco, y que fueron estrenados en 2009. Y seguidamente los nazarenos del Cabildo, que visten túnica y capa de color blanco, con caperuz y ribetes de la capa de color morado bordados en oro. En el pecho llevan un escudo que, dividido en dos, muestra la imagen de la Virgen de la Amargura y el águila de San Juan sobre fondo rojo. Estos nazarenos son un clásico del Paso Blanco, siendo esta última versión del año 2010.
Preceden al trono del Cristo del Rescate el grupo de gastadores de la Legión. Desde el año 1996 la Brigada “Rey Alfonso XIII” II de la Legión, ubicado en Viator (Almería), acompaña al Cristo del Rescate dándole escolta.
El trono del Santísimo Cristo del Rescate procesiona portado a hombros de 88 portapasos que procesionan con un ritmo pausado y sobrio. Este trono recuperó en el año 1985 la costumbre de portar las imágenes a hombros, siendo el primero de los actuales en hacerlo. La talla del escultor alicantino Sánchez Lozano, representa a Jesús Nazareno. La imagen viste una túnica de terciopelo morado ricamente bordada en oro.
Tras el trono del Cristo el Tercio de la Legión da escolta a la imagen del Nazareno por las calles de Lorca.
Si hubiese que fijar un momento en los Evangelios en el que situar el comienzo de la Pasión, éste podría ser la Oración en el Huerto. Los Evangelios según San Marcos y San Mateo refieren que Jesús entró en el Huerto de Getsemaní (“Huerto de la Almazara”) afligido y angustiado: “Siento tristezas de muerte”. Tan abatido estaba que de pronto cayó postrado sobre una roca. En ese momento, Jesús pronunció la desgarradora súplica: “¡Abba, Padre! Todo te es posible. Aparta de mi este cáliz. Pero no sea lo que yo quiero, sino lo que quieras tú” (Marcos 14:36). La oración de Jesús en Getsemaní recuerda aquella otra que enseñó a sus discípulos y que conocemos hoy como el Padrenuestro (Mateo 6: 9-13). Jesús terminó su plegaria diciendo: “ No sea lo que yo quiero, sino lo que quieras tú”; que alude a la petición clave: “Hágase tu voluntad”.
Abre el grupo de la Oración en el Huerto el Estandarte de la Oración. Popularmente conocido como el Paño de las flores, es una de las obras maestras del bordado lorquino. Esta obra presenta una iconografía muy particular del primer misterio doloroso, de gran importancia simbólica para el Paso Blanco, está basada en una obra del pintor alemán Heinrich Hofmann. Presenta a Jesús orando en el huerto de Getsemaní, con una orla de flores alrededor. La escena se encuentra envuelta en un paisaje oscuro en el que destaca una rama de espinos en primer plano, símbolo de la maldición del pecado, y el augurio de la muerte a través del trono penitencial de los celajes que presentan tan sólo la esperanza de la luz que ilumina el monte de la salvación al fondo de la composición. Todo el paño está bordado “a punto corto” o “punto Felices”, técnica de bordado exclusiva del Paso Blanco, que patentó el autor y director artístico de esta obra, Emilio Felices. Se realizó entre 1910 y 1918, fue diseñado originalmente para ser la parte inferior del techo del Palio de la Virgen de la Amargura, lugar en el que sólo se situó el día de su estreno, para desfilar como estandarte desde entonces. Su trasformación en estandarte supuso la incorporación de la terminación en punta, una cenefa de oro, así como la parte de atrás en la que aparece orlada por una cornucopia de oro la Dolorosa de Tiziano, otra gran obra del punto corto e ignorada por muchos dada el lugar donde se encuentra. En el año 2014 se estrenaron cuatro portaestandartes cuya bordado imita el bordado de la túnica de mayordomo más antigua que se conserva en el Paso Blanco, la del poeta Eliodoro Puche.
En el año 2000 se incorpora a la procesión una versión completamente fiel al estandarte. La talla representa la escena de Jesús orando en el Huerto de Getsemaní, está realizada en madera de pino de Flandes, y es obra del escultor murciano José Hernández Navarro. Procesiona en el trono que utilizara en su anterior incorporación, pero esta vez en el propio Getsemaní acompañado de un olivo natural y con un adorno floral que recrea la original orla de flores que enmarca el estandarte. La talla viste un riquísimo manto de terciopelo morado bordado en oro y sedas, en decoración del más depurado rococó, destacando una tarja en la que aparece el anagrama de Cristo coronado.
Completan el grupo los cuatro nazarenos de la Oración en el Huerto. Visten túnica blanca con capa y caperuz de color morado, bordados en sedas y oro recrean en su caperuz la orla de flores tan característica del estandarte. En su parte frontal llevan bordado el águila de San Juan, anagrama de la cofradía, y su parte posterior a los discípulos que acompañaron a Jesús: Pedro, Santiago y Juan. Desfila separado de ellos el incrédulo Tomás. Estrenados en el año 1999 bajo la dirección artística de David Torres del Alcazar.
En Noviembre de 2005 se declara Bien de Interés Cultural, BIC, máximo reconocimiento que una obra de arte puede recibir en nuestro país, con valor extraterritorial, el Conjunto de Bordados que conforman el Tesoro de la Virgen de la Amargura: Manto, Palio y Estandarte de la Oración en el Huerto.
Finaliza la procesión blanca el cortejo de la Nuestra Señora la Virgen de la Amargura. En cabeza el Estandarte de la Virgen de la Amargura, es el fiel reflejo de la imagen de la Virgen de la Amargura en versión del escultor Sánchez Lozano. La Sagrada Imagen de María aparece escoltada por una corte de ángeles en tonalidades penitenciales y se corona con una alo que extralimita el marco de la gran cartela central en puntadas radiales que convierten el rostro de la Virgen el en el principal elemento de atención del conjunto. En cuatro medallones dispuestos en cruz destacan tres cabezas de angelotes de gran dramatismo y una excepcional representación de Cristo en la cruz que se muestra en total comunicación con su Madre. El conjunto se cierra con una riquísima decoración en oro y enrejados sobre las tonalidades de violeta y rosa amargura. La parte central fue dirigida por Manuel Muñoz Barberán en 1973, y en el año 1982 el mismo artista dirigió las dos cenefas bordadas en oro que enmarcan el paño en sedas.
Preceden al trono de la Virgen de la Amargura los Misterios del Rosario. Son quince nazarenos cuya traza está inspirada en catedrales góticas, que representan a toda la cristiandad caminando a los pies de la Reina de Lorca. En sus medallones inferiores representan motivos bordados en sedas alusivos a los quince Misterios del Rosario, diferenciados en tres colores: rojo, para los misterios gozosos para gótico avanzado; morado, para los dolorosos en gótico primitivo; y verde, para los gloriosos en estilo Reyes Católicos. Director artístico del oro: Antonio Felices Iglesias; sedas: Santiago Cruz Pallarés. 1987-89.
Tras la pérdida de la Virgen de la Amargura de Francisco Salzillo en la Guerra Civil, se encarga a José Sánchez Lozano la elaboración de la talla de la titular del Paso Blanco, que procesionó por primera vez el 15 de Abril de 1949.
Luce el manto de mayor superficie bordada de cuantos desfilan en la procesión, siendo imposible percibir por ningún lado la tela sobre la que se bordó (todo él, es un inmenso tapiz). El manto presenta un bordado alternando un ajuste cromático de gran viveza con las tonalidades suaves y distinguidas acrecentadas por el áureo brillo de la seda. Está realizado con la técnica conocida como punto español Felices, que permite una factura de extraordinaria belleza. Fue realizado sobre un raso de seda de una sola pieza con el fin de reforzar su carácter inconsútil, e iconográficamente representa como escena principal una versión de Emilio Felices de la obra Il trasporto de Cristo al sepolcro de Antonio Ciseri que se corona, en presencia de una difuminada representación del Monte Calvario, por presencia del Espíritu Santo con cabeza humana y grandes alas, y el bordado de una gran sol que completa la Santísima Trinidad. Bajo la escena principal se incorpora una versión de Ángel con custodia de Giambattista Tiépolo, y dos grandes a modo de velos laterales que, salpicados de ángeles y querubines, muestran como si de un gran teatro se tratara el entierro del Salvador de la Humanidad. Comenzaron sus trabajos en 1910, bajo la dirección de Emilio Felices, y se pudo estrenar, finalmente en 1928. Lo terminó de dirigir José Cánovas Hernández.
El trono de la Virgen de la Amargura se cubre con un riquísimo palio de traza gótica, en cuyos paños dispuestos en bóveda de cielo raso van bordados en sedas personajes y escenas de la Pasión. Como todo el conjunto bordado para la Virgen, está ejecutado en punto corto. Fue dirigido por Emilio Felices entre los años 1910 y 1915.
Envuelto en trazos de corte gótico y enmarcado en un rosetón, encontramos una versión de Felices de Cristo coronado de espinas, obra original de Guido Reni, flanqueada por dos escenas de mayor tamaño y marco mixtilíneo. En la primera de ellas y en la zona izquierda del espectador aparecen representados Cristo y San Juan, su discípulo amado, figuras versionadas del óleo Cristo y Judas, cuyo autor es Adolf Schmitz, invirtiendo en este caso su posición para que se adecuaran mejor al irregular espacio triangular. En la zona de la derecha aparece bordada la conocida imagen del ángel que tallara Salzillo en 1754 para el grupo escultórico de La oración en el huerto. La figura presenta una gran fuerza y movimiento acusado por la composición diagonal que apuntalan el ala extendida y el brazo indicando la dirección al Cielo. El conjunto del paño frontal se cierra con un elegante festoneado en oro de corte gótico y calados de cardinas pareadas rematadas en borlones de oro.
El paño que se sitúa a la derecha de la imagen de la Virgen, nos muestra como representación principal uno de los mejores bordados del Patrimonio Histórico Español: la Cabeza de San Pedro. Versión de Felices de un original de Adolf Schmitz, incorpora al primero de los apóstoles representado con la iconografía tradicional y con una gran fuerza expresiva. La escena de la izquierda corresponde a Sepulcro de Jesús con un ángel y una María que incorpora un ángel arrodillado acompañando a una mujer orante a los pies del Sepulcro de Cristo ya vacío y sobrevolado por un ángel entre celajes. El espacio lateral derecho se encuentra presidido por la quinta estación del Via Crucis, en la que Simón de Cirene porta la cruz y un centurión romano una lanza, inspirada la escena en la obra de Pierre Mignard. Destacan los paños calados en oro incorporados en 1943 coincidiendo con el estreno de un nuevo trono de mayores dimensiones.
El paño posterior está presidido por un elegantísimo bordado de Cristo coronado de espinas enmarcado en medallón gótico, en el que aparece de riguroso perfil y con la mano en la cara. Aunque no se conoce posible inspiración, se puede manifestar que el modo aquí representado no es nada usual. En el espacio izquierdo se nos muestra la figura de La Verónica con manto dorado, túnica blanca con delicado rizo en la representación de las costuras del cuello y mirada alzada. Porta entre los dedos el paño con el que enjugó el rostro de Cristo camino del Calvario, Santo Lugar que aparece en el fondo en colores complementarios. Enfrentado a éste encontramos la figura de Pilatos inspirada en la obra de Heinrich Rauchinger La Resurrección de la hija de Jairo. Aparece envuelto en ricos ropajes de tonalidades moradas y flecos de gran virtuosismo exhibido en una balconada enmarcada en palacio y un desfondado paisajismo a lo lejos.
El tondo central del paño lateral izquierdo presenta una cabeza femenina de piadosa mujer. Se inspira en una obra de Charles Dieterle, titulada Dolorida, que con semblante triste sirve de eje vertebrador a este bordado y persigue la piedad popular identificando al espectador con una piadosa mujer de las que vieron a Jesús en el Calvario. El protagonismo que adquiere el paisaje se percibe perfectamente en los bordados de este paño, donde en ambos lados supone el elemento esencial. En el de la izquierda encontramos a María arrodillada ante la Cruz presidido el conjunto por el penitencial morado que envuelve una representación arquitectónica de Jerusalem, destacando un rompimiento de luz en clara alusión a la venida de la Salvación A la derecha una reproducción del Monte Calvario entre nubes y delicados celajes ampara símbolos de la Pasión como la columna de azotes y la corona de espinas.
El actual trono de la Virgen de la Amargura se estrenó en la procesión del Viernes Santo de 2008, después de tres años de trabajos en los talleres de los Hermanos Caballero de Sevilla. El trono es de cedro del Líbano, la misma madera que utilizó Salomón para construir las vigas del Templo de Jerusalem, y recubierto en oro de 24 quilates en alusión a la torre de oro. Quince medallones rodean el trono representando los quince Misterios del Rosario, tallados en marfil por el artista sevillano Mario Sánchez del Pino. El suelo es de plata cincelada recordando el brillo de la estrella de la mañana.
Como escolta de la Virgen de la Amargura los Mayordomos de la Virgen de la Amargura que se inspiran en los quince caballeros-esclavos, primer antecedente del Paso Blanco. En sus bordados en sedas representan escenas de la Pasión. Cada cuatro son de un estilo, comenzando por el románico, gótico, mudéjar y barroco. Creación y diseño Antonio Felices Iglesia. Dirección artística Santiago Cruz Pallares y Eduardo Montesinos Perez-Chirinos, 2000-02.
Cierra la procesión blanca la Agrupación Musical Virgen de la Amargura con su traje de gala, traje que sólo viste cuando escolta a la titular de la cofradía.
Y la llave que nunca falte. Que le pese a quien le pese, quien cierra la carrera es el Paso Blanco.
¡¡¡ VIVA LA VIRGEN DE LA AMARGURA !!! ¡¡¡ VIVA EL PASO BLANCO !!!