Esta semana se ha culminado en la junta extraordinaria, aquello que todos los murcianistas llevábamos anhelando desde hacía muchísimo tiempo, un proyecto serio que asegure la viabilidad del club y su futuro.
Nueve años de autentica pesadilla, de estar realmente al borde de la desaparición como institución, debido a la enorme deuda originada por la mala gestión del club que se había llevado a cabo por parte de los dirigentes. Ayudado como no por el “señor” Tebas, que aún se la tenía guardada al club por su disputa con Samper.
Y es que todo empezó a torcerse aquel verano del 2014, cuando de estar jugando la promoción de ascenso a primera nos vemos de la noche a la mañana en 2ªB por otro descenso administrativo. Y es que según el “señor” Tebas el Real Murcia no podía hacer frente al pago de su deuda por no se que ratios que el se inventó y que nadie más conoce, y que era un autentico peligro. De acuerdo que el club tenía una deuda muy importante, tanto o menos que otros clubes que no han sido descendidos, pero… ¿realmente la mejor opción para pagar la deuda es descender al club a una categoría donde los ingresos son muy inferiores? Con otros clubes a los que descendieron por tener una deuda igual o mayor que la del Real Murcia se inventaron aquella maravillosa liga de 22, que se sigue sufriendo aún en Segunda División, pero con el Murcia no. Saldar las rencillas personales era mas importante para el “señor” Tebas. Pero la gracia tenía que ser completa, incluyendo al Real Murcia en el grupo I de 2ªB (grupo del norte), donde para cada desplazamiento fuera había que realizar un desplazamiento de más de 1000 km. Una brillante idea del “señor” Tebas, ¿debes dinero? Pues te coloco en el lugar donde tengas que gastar más.
Desde entonces todo fue de culo. Falleció Samper, y como dice el dicho… mas vale malo conocido que bueno por conocer, porque los dirigentes que ha tenido el club en todos los años siguiente sólo vinieron para hundirlo un poco mas. Mauricio, Moro, Gálvez,… Todos vinieron pensando que poniendo cuatro duros íbamos a ser el Madrid o Barcelona y a subir en media temporada, eso si, pensando en el beneficio propio. Hasta los muebles de las oficinas del club se llegó a llevar uno.
Pero el “señor” Tebas no contaba con lo más importante que tiene el Real Murcia, su afición. Una masa social que, pese a ser una ciudad grande y el equipo más importante la Región, no en igual proporcionalmente pero si muy fiel. Pocos, pero locos. Esos 5000 que estuviera el Real Murcia en la situación que estuviera ahí seguíamos, que como aquellos que lucharon en la batalla de Covadonga, no íbamos a dejarnos desaparecer y comenzamos una reconquista. El club era nuestro, pese a que en las escrituras indicara el nombre que quiera, y nuestra labor era salvarlo. Y a fe que lo que estamos consiguiendo.
Varios sectores del murcianismo se reunieron una tarde de mediados de Octubre de 2018, nace la PARMUR (Plataforma de Apoyo al Real Murcia). El primer paso real para que los designios del club empezaran a ser también parte nuestra, para que personas realmente competentes se hicieran cargo del club, se empezara a llegar a acuerdos con las administraciones y pagaran algunas de las deudas históricas del club que tenían hipotecadas tanto la parcela económica como deportiva.
Con esa bocanada de aire fresco el murcianismo se puso el mono de trabajo, el club no iba a desaparecer, y se iba a hacer lo que sea para que eso no pasase. Se empezaron a vender pulseras, hacer rifas, donaciones particulares,… y sobre todo comprar acciones. Se hizo una ampliación de capital para inyectar dinero al club, con el precio de las acciones muy baratas y una gran difusión se consiguió que el club tenga ahora accionistas en 94 países y los cinco continentes. No se compraron las acciones para especular o hacerse rico, sino para salvar un ideal, para ayudar en la medida de las posibilidades a que un club histórico sobreviva y ser parte de el ya para siempre. Ya lo decía la campaña #Hazlotuyo.
Esta ampliación hizo que nadie tuviera ya el control en solitario del club, sino que a partir de ahora los accionistas fueran quienes decidieran quien mandaba en el club y la entrada o no de un inversor que comprara un paquete tan importante de acciones como para dirigir el club. Había personas con porcentajes importantes, pero en la junta con el voto de esos miles de pequeños accionistas delegados en asociaciones como la PARMUR o la AAMRM (Asociación de Accionistas Minoritarios del Real Murcia), iba a ser ya más complicado que volviéramos a las andadas con vendehúmos.
Y con esa premisa fue con la que inversores como Enrique Roca, Francisco Tornel o Agustín Ramos fueron entrando en el club, y por fin empezando a hacerse las cosas bien. El club comenzaba de nuevo a ser viable, a ser interesante para otros inversores con un mayor colchón económico para alcanzar el lugar que el “señor” Tebas nos arrebató. Un club que por afición, estadio e historia llama la atención de muchos, pero que ahora no íbamos a dejar entrar a cualquiera.
Eso que comenzó por la cabezonería y amor a unos colores de unos cuantos, llegó esta semana a materializarse en la junta. Felipe Moreno llegó a un acuerdo con Agustín Ramos y toma el mando del club, pero sin tener el dominio absoluto. Con un acuerdo con las administraciones para ir pagando la deuda, con el acuerdo con Mauricio para finiquitar el proceso judicial sobre la titularidad del club, con el acuerdo con los anteriores gestores para la construcción de la ciudad deportiva, y sobre todo con un bagaje anterior en otras entidades que hicieron que la junta de accionistas diera el visto bueno a su entrada en el club. Si, lo habíamos conseguido, éramos nosotros los que decidíamos nuestro futuro y la entrada o no en nuestra casa de quien nosotros creemos puede ser mejor para el club.
Porque sin todos y cada uno de los murcianistas que sacando el abono, comprando acciones, asistiendo a manifestaciones, vendiendo pulseras,… Sin todos esos pequeños granos de arena durante todos estos años, este acuerdo no existiría. El camino más fácil hubiera sido liquidar el club para eliminar la deuda y empezar de cero, crear un nuevo club comprando la plaza de otro en una categoría que no te corresponde, y hacerte pasar por lo que dejaste morir. Pero aquí no va a pasar, porque si el club algún día muere, muere el futbol para los murcianistas. Sería imposible seguir a otro club por muchos que los colores fueran los mismos y el escudo parecido.