En este preciso momento hace diez años, la vida de todos los habitantes de Lorca cambió en mayor o menos medida. Sin duda las víctimas y sus familiares a los que mas, pero independientemente del daño que pudo tener la vivienda, absolutamente todos los habitantes del casco urbano y parte de las pedanías vieron como su vida cambió en apenas unos segundos.
Aún hoy, diez años después, hay algunas viviendas que no se han reconstruido y las obras en calles y barrios del plan de reconstrucción de la ciudad están presentes. Y es que hasta en una desgracia tan grande como la vivida hay un punto positivo, y es la restauración y modernización de la ciudad. Sobre todo el patrimonio, la restauración que tuvieron muchos de los edificios más significativos de esta ciudad no la habrían tenido en décadas, poniéndolos en valor e incluso realizándose hallazgos como el Palacio Califal en la iglesia de la Virgen de las Huertas o las pinturas de la Colegiata de San Patricio. Así como las infraestructuras de canalización de agua y alcantarillado, que con la reforma de las calles se fueron reparando y sustituyendo si era necesario.
Tampoco quiero extenderme mucho, ya que durante todo el día de hoy hay programaciones especiales, menciones en prácticamente todos los medios de comunicación,… y mi manera de recordaros como lo viví y mi experiencia es que volváis a leer la entrada Cuando el suelo tiembla, que publiqué unos días después.
Para terminar quería hacerlo con un párrafo de esa misma entrada, y es dar las gracias a todos los organismos, empresas o particulares que han colaborado en la medida de sus posibilidades en que todo vuelve a ser casi igual que el día 10 de Mayo de 2011. Sobre todo a la UME, por toda la labor realizada, y a la vecina Águilas, que fue el refugio para muchos lorquinos durante mucho tiempo.
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