lunes, 1 de diciembre de 2014

Noche de Brujas

Como suele ser habitual en mi últimamente escribo tarde y espaciado en el blog, pero bueno hay cosas que aunque tarde me gusta que estén presentes aquí.

Si bien es cierto que ya por el 2011 reflejé en este blog mi opinión sobre Halloween, opinión que sigo manteniendo, la forma en la que se realizan aquí estas representaciones me parece bien y me gusta. Historias que buscan su poso histórico, recubiertas con un poco de fantasía y ambientadas en la ciudad.

Desde hace casi 10 años se lleva a cabo en Lorca la Noche de Brujas, en la que se realizan visitas teatralizadas a diferentes monumentos de la ciudad con historias o leyendas de miedo propias de estas fechas. Dos son las localizaciones en las que se llevan a cabo las historias, a veces independientes y otras complementarias, siendo el castillo fija en todas ellas (variando la localización dentro del mismo en los años) y diferente en el caso del casco urbano: antiguo Convento de La Merced, Huerto Ruano o Palacio de Guevara, como era este año.

La historia de este año fue Tedeum, la fosa de la muerte.


“A principios del siglo XIX, Lorca vivió una de las peores épocas de sus historia, donde terremotos, inundaciones y guerras, dieron lugar a una epidemia de fiebre amarilla que desoló la ciudad. Las caras de la gente, sus cuellos, sus ojos… cualquier sospechoso de estar enfermo era recluido en Los Lazaretos, que más que hospitales eran directamente fosas; algunas tan profundas que, decían, “se podía ver el infierno”. Como la que había en el Palacio de Guevara, la llamada “fosa de la muerte”.

La única esperanza que quedaba a la gente era oír el TEDEUM, que anunciaba el fin de la plaga. Hasta que eso ocurriera, el mejor remedio contra la enfermedad según los médicos era un buen par de botas para salir corriendo. ¿Hacia donde? A muchos se les ocurrió refugiarse en el castillo, sin saber que aquello no era sino el principio del fin.”

Llevada a cabo por la compañía del Teatro Guerra, las opiniones eran que tanto la escenografía como el hilo conductor de la historia estaba mucho mejor llevada en el Palacio de Guevara que en el Castillo. A mí también me lo pareció, pero hay que tener en cuenta que el Palacio es un espacio más pequeño y techado; frente al Castillo, donde parte de la historia se desarrolla al aire libre y en un espacio mucho más amplio, y ahí a veces resulta difícil enlazar la historia entre un personaje y otro sin que se junten distintos grupos de visitantes.

La historia de este año era complementaria entre las dos ubicaciones, siendo el Palacio la parte inicial de la historia y el Castillo la final. Nosotros no lo sabíamos, y tenemos por costumbre hacerlo al contrarío, ya que por estas fechas en el castillo hace bastante frio a horas ya metidas más en la madrugada que en la noche. Pero para hacer una idea de la historia la contaré como fue ideada.

En el Palacio la historia comienza en la actualidad, con una guía de Lorca Taller del Tiempo explicando la epidemia de fiebre amarilla y mostrando fotos de la época. De repente todo se apaga y los primeros sustos entre los asistentes. En el siguiente paso llegamos a una de las escenografías más logradas, donde en el patio del Palacio había colocado un carruaje de la época. Se supone que nos encontramos a las puertas de uno de los hospitales donde eran tratados los enfermos, y allí una madre llora porque su hija pequeña ha sido “ingresada” allí.


Somos recogidos por el director del centro, que nos asegura que la mujer está loca y allí no estaba su hija. Nos invita a que pasemos dentro para que comprobemos nosotros mismos que allí no está allí.

Para no extenderme mucho no voy a contar estancia por estancia, aunque del palacio si que era destacable el sótano, donde se había representado un cementerio que realmente quedaba bastante lúgubre.


En la representación del Castillo este año estaba ubicada en la zona que hay entre la torre Alfonsina y la Sinagoga. La verdad que es la parte de la que menos me acuerdo, pero a ver que puedo contaros de ahí.

Con la fiebre amarilla asolando la ciudad, la gente optó por refugiarse en el Castillo, sin saber que era ahí precisamente donde ubicaba el foco de la infección. Nos recibe una especie de brujo, que es quien nos da las directrices y camino para salvarnos de la fiebre.


Para ello tendremos que vencer a los 4 jinetes de la apocalipsis, donde la clave era una hoja de nuez moscada que nos dan por el camino a la visita al oráculo. Tras ella, un soldado nos llevara a ver a un personaje, que no recuerdo quien era, pero que era la estancia mejor recreada.


En conjunto es una muy buena opción para pasar esa noche. Y para terminar una copa y ver de que se ha disfrazado la gente por aquí, que eso ya es cuestión de cada uno.

No hay comentarios: