Fallecido el pasado 20 de Mayo a los 74 años, tras una larga batalla contra el cáncer, fue teclista de The Doors entre 1965 y 1973. Ray consiguió que olvidáramos que en The Doors no había bajo, siendo el sello inconfundible de la banda a la que aportaba un estilo psicodélico. Y es que fue él quien, tras una experiencia frustrante con una bajista, sugirió que podía suplir la ausencia del bajo, como lo hacían los entonces populares tríos de órgano jazzístico. Esto hizo que para bien o para mal The Doors no se parecían a nadie.
Pese a ser cofundador del grupo junto a Jim Morrison, su figura siempre estuvo eclipsada por el carisma de su líder. Quizá en otra banda hubiera tenido un mayor protagonismo, pero la sombra de Jim era muy alargada, y quizá como a tantos otros genios, es ahora tras su muerte cuando se le otorga su verdadera valía.